CÓMO EL EXCESO DE PANTALLAS DURANTE LA PANDEMIA AFECTA LA SALUD DE LOS OJOS

Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB, por sus siglas en inglés) hoy se celebra en todo el mundo el Día de la Visión con el objetivo de crear conciencia social sobre la importancia de la salud ocular y garantizar un mejor acceso a servicios oftalmológicos de calidad.

Con el lema “Esperanza a la Vista” y el hashtag #HopeInSight para comunicar el mensaje, este año la fecha será utilizada para hacer especial hincapié en el “derecho a ver”.

“A nivel mundial, unos 2.200 millones de personas (casi un tercio de su población) tienen deficiencia visual o ceguera, de las cuales al menos mil millones poseen una carencia visual que podría haberse evitado o que aún no ha sido tratada”. El médico oftalmólogo Rogelio Ribes Escudero (MN 116.304) es especialista en córnea y superficie ocular y señaló que “este año, el día mundial de la visión encuentra a la población confinada y con los ojos pegados a una pantalla”.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recopiló el jefe del equipo de trasplante de córnea del Hospital Alemán, los problemas más frecuentes son miopía (2600 millones de personas), presbicia (1800 millones), degeneración macular (196 millones), retinopatía diabética (146 millones), glaucoma (76 millones) y tracoma (2,5 millones).

Según datos de Johnson & Johnson Vision, aproximadamente la mitad de los adultos con alto riesgo de pérdida de la visión no visitaron a un oculista en los últimos 12 meses y más de un tercio de los niños menores de 18 años nunca se sometieron a un examen de la vista. Muchas personas no visitan a su oftalmólogo hasta que experimentan una visión borrosa, lo cual puede ser demasiado tarde. Ciertas afecciones oculares graves, así como afecciones generales de salud, no presentan ningún síntoma y sólo pueden detectarse mediante un examen ocular completo.

“Las personas que viven en zonas rurales, con bajos ingresos, y en países subdesarrollados son los que lo padecen -destacó el especialista-. La discapacidad visual desatendida en regiones de bajos y medianos ingresos es cuatro veces mayor que en los países ricos, y la situación es especialmente grave en África subsahariana y Asia meridional, en donde las tasas de ceguera son ocho veces mayores que en el mundo desarrollado”.

Por cierto, según Ribes Escudero, “ya antes del brote de COVID-19, las personas pasaban más de siete horas por día delante de las pantallas, ya sea celular, televisor, computadora o tablet, y se había dejado de relacionarse directamente con las personas para hacerlo de manera virtual”. “Esto se vio aumentado con la pandemia y, probablemente, siga así por los próximos meses”, consideró.

Y tras destacar que “los efectos de estos equipos en los ojos se pueden clasificar en tres”, el especialista describió: “Los que acontecen en las lágrimas y superficie ocular, los producidos por la luz emitida y los que repercuten en los lentes propios de los ojos”.

“En cuanto a la superficie ocular, hay que tener en cuenta que una persona parpadea entre 10-15 veces por minuto. Al realizar alguna actividad en donde se fija la vista de cerca, los parpadeos disminuyen a la mitad, por lo tanto, decrece la difusión de la lágrima sobre la superficie ocular ya que los párpados son los parabrisas de los ojos -precisó-. En estos casos, también disminuye la producción de lágrimas, razón por la cual se genera un ojo seco. Por eso, luego de 30 minutos frente a la computadora, hay quejas de ardor, sensación de cuerpo extraño y enrojecimiento ocular. Frente a estos síntomas, se recomienda parpadear para estimular la propia producción de lágrimas”.

El ojo seco es una patología cada vez más frecuente y afecta a una de cada tres personas mayores de 40 años. Los tratamientos actuales se orientan a aumentar la calidad y cantidad de lágrimas. Se emplean desde gotas o aparatos de luz pulsada, que desbloquean las glándulas que las producen. “Hay pacientes que presentan lagrimeo excesivo, que conduce a visión borrosa, dificulta la lectura y altera las actividades cotidianas”, agregó Ribes Escudero.

Respecto de la luz azul -conocida como visible de alta energía-, puede provocar cambios en el ojo. “Aún no queda claro si la luz azul que emiten los dispositivos electrónicos es de suficiente intensidad para provocar daño retinal. Lo que sí se sabe es que puede disminuir la síntesis de melatonina, la hormona inductora del sueño”, explicó el especialista, quien remarcó que “por eso, se recomienda no utilizarlos, al menos, dos o tres horas antes de dormir. Actualmente, existen anteojos con filtros específicos que la bloquean o aplicaciones en el celular que disminuyen su emisión en horas nocturnas”.

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Lapatilla