EN LA PELOTA | APENAS 53 PELOTEROS LLEGARON AL SALÓN DE LA FAMA EN EL PRIMER AÑO
por Daniela GhiraldiniEn la pelota | Apenas 53 peloteros llegaron al Salón de la Fama en el primer año
Los nichos en Cooperstown tienen igual valor en cuanto a la inmortalidad. Los 333 elevados a esas alturas, son considerados lo mejor en la historia del beisbol.
No obstante, todos sabemos que no es igual Mariano Rivera con el ciento por ciento de los votos en 2018, además, en su primer año de candidato, que Larry Walker, 2020, en su décimo año y con 76.6%. Pero Walker está en un nivel superior que quienes han sido elegidos por Comités de Veteranos, lo que esto se considera un premio de consolación… Así es la vida.
No es fácil recibir los votos de los periodistas. De los 134 peloteros elegidos por la Major League Baseball Writers Association, solo Mariano ha recibido el ciento por ciento de los votos, y apenas 53 han sido elevados en su primer intento.
Van 151 años de Grandes Ligas, durante los cuales han aparecido cerca de 20 mil 500 jugadores. Y estamos votando hace 85 años, desde 1936.
Además de Mariano, ha habido dos con más del 99%, Derek Jeter, 99.75% (396 de 397) y Ken Griffey hijo el 99.32% (437 de 440), en 2016.
La lista de los 53 que lograron llegar al Salón de la Fama en su primer chance, es muy interesante. Aparecen cinco de Latinoamérica.
Por razones obvias, no incluyo a los cinco del primer año, Ty Cobb, Walter Johnson, Christy Mathewson, Babe Ruth y Honus Wagner. La lista de latinoamericanos electos en su primera comparecencia se puede contar con una mano.
La integran el relevista panameño Mariano Rivera 2019, el único en la historia en ingresar con el voto unánime de todos los electores; el careta puertorriqueño Iván Rodríguez 2017: el pitcher dominicano Pedro Martínez 2015; el infielder panameño Rod Carew 1991, y el jardinero puertorriqueño Roberto Clemente 1973.
El resto: Derek Jeter 2020, Roy Halladay 2019, Chipper Jones 2018, Jim Thome 2018, Ken Griffey hijo 2016, Randy Johnson 2015, John Smoltz 2015, Tom Glavine 2014, Greg Maddux 2014, Frank Thomas 2014.
Rickey Henderson 2009, Tony Gwynn 2007, Cal Ripken 2007, Wade Boggs 2005, Dennis Eckersley 2004, Paul Molitor 2004, Eddie Murray 2003, Ozzie Smith 2002, Kirby Puckett 2001, Dave Winfield 2001.
George Brett 1999, Nolan Ryan 1999, Robin Yount 1999, Mike Schmidt 1995, Steve Carlton 1994, Reggie Jackson 1993, Tom Seaver 1992, Joe Morgan 1990, Jim Palmer 1990, Johnny Bench 1989.
Carl Yastrzemski 1989, Willie Stargell 1988, Willie McCovey 1986, Lou Brock 1985, Brooks Robinson 1983, Hank Aaron 1982, Frank Robinson 1982, Bob Gibson 1981, Al Kaline 1980, Willie Mays 1979.
Ernie Banks 1977, Mickey Mantle 1974, Warren Spahn 1973, Sandy Koufax 1972, Stan Musial 1969, Ted Williams 1966, Bob Feller 1962, Jackie Robinson 1962.
Sadahary Oh sacó 868 jonrones en 22 años
Desde la era de los esteroides, no se sacaban tantos jonrones como en estos días de bola más viva, bates de especial fabricación, mejor preparación física y mental de los bateadores y constante uso de los videos para conocer los lanzadores.
Con sus 714 jonrones, Babe Ruth fue el líder de todos los tiempos más prolongado que nadie hasta ahora en Grandes Ligas, 39 años. Después Hank Aaron, 755 y más tarde Barry Bonds, 762. En Japón, el rey es Sadaharu Oh. En 22 temporadas la sacó 868 veces, más que nadie en el mundo.
Y el más poderoso de Latinoamérica, el mexicano Héctor Espino, no pudo jugar en Grandes Ligas, por desavenencias económicas. Jonroneros acusados por esteroides: Bonds, Alex Rodríguez, Sammy Sosa, Mark McGwire, Rafael Palmeiro, Manny Ramírez, José Canseco.
Mejor espectáculo es el jonrón dentro del parque
Antes de 1920, el año cuando Ruth llegó a los Yankees, la mayoría de los jonrones eran dentro de los parques. El campeón fue el zurdo Jesse Cail Burkett, quien entre 1890 y 1905, se anotó 75, de los cuales 55 fueron de piernas. Ty Cobb, cuya carrera fue casi toda antes de Ruth, conectó 117 jonrones, 46 dentro de los estadios. Ahora, ¿cuál jonrón es más emocionante? Disparar batazos por encima de las cercas es una habilidad natural, que solo puede mejorarse en pequeña escala. Mientras que conectar una línea y correr a toda máquina es un esfuerzo atlético muy especial
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